¿Ambicionas lo imposible?
Cerramos la semana con la cuarta y última de esta pequeña serie de fábulas. Hoy, la fábula del perro y su reflejo en el río nos muestra la necesidad de poner un freno a la ambición.
LA FÁBULA DEL PERRO Y EL RÍO
Un perro vadeaba el río llevando en su hocico un sabroso pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el agua del río y creyó que aquel reflejo era en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que el suyo. Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el suyo para arrebatar el trozo a su supuesto compadre.
Pero el resultado fue que se quedó sin el propio y sin el ajeno: Este porque no existía, sólo era un reflejo, y el otro, el verdadero; porque se lo llevo la corriente.
MORALEJA: La codicia nos hace perder oportunidades
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